Miradas

Algunos ojos nos miran
nos miran y nos dan vida,
algunas sonrisas firmes
nos envuelven y acarician.
Algunas palabras dulces
nos enternecen y animan.
Vuelve a resurgir la luz
de aquellos que nos cautivan
y en una sola palabra
vuelve a resurgir la dicha.


© amserrano

El mar

Lola, como cada mañana, paseaba por la playa absorta en sus propios pensamientos, ajena a cualquier movimiento, sólo el sonido del mar susurraba junto a ella.

Los pies descalzos y aquel sutil traje blanco. Una pamela de corte juvenil arrastraba su lazo mientras iba formando parte de la mano de ella. Había salido a pasear, a distraerse, a mimetizarse con el mar, a olvidarse de todo y respirar. Respirar profundamente ese aroma salado que tantos recuerdos le evocaba, y miraba esos contrastes de azules, cielo y mar seduciéndola. Era su paseo, su paisaje, su momento mejor del día

© amserrano

Castillos. Sigüenza

La luna calló de pronto
y nada ya se escuchaba
el cielo negro de noche
cubría ya la montaña
y el castillo relucía
en el silencio del alma.

Cada instancia recordaba
el sabor de aquellos tiempos
en que escudos y blasones
adornaban las portadas.

La vida entre caballeros
en el salón Dña. Blanca,
aun queda vida en sus muros
de aquellos que visitaban
a los que allí moraban.

Una armadura te mira
y remira cuando pasas,
¿dónde queda el caballero
que la lució con nobleza
gallardía y arrogancia?

¿Y Dónde están sus caballos
entrando en el patio de armas,
repicando con la piedra
sus pezuñas bien herradas?

Todo está ahí entre los muros
detrás de cada escalera
detrás de cualquier esquina
entre baules y asientos
de firmeza y gran alzada.

Encuentros con el obispo,
acuerdos, treguas,
estrategias y litigios
junto a viejas chimeneas
bajo impresionantes lámparas

Todo queda en el Castillo
bajo la noche cerrada
todo queda entre las piedras
para seducirte al alba.

© amserrano Agosto 2008